jueves, 28 de abril de 2011

You are the only exception.

Todo empieza con un saludo, una simple palabra, mirada...un gesto.
Hay personas que pasarán a lo largo de nuestra vida sin pena ni gloria, en cambio, hay otras que, por pequeños detalles, por circunstancias del...¿destino?, nos dejan huella.
Ya sea por esa sonrisa, los hoyuelos que se le marcan en las mejillas, o porque despierta en ti sentimientos que jamás pensaste volver a sentir.
Todos los comienzos son fáciles, son rápidos...
Alegría.
Ilusión.
Ganas de vivir.
Sueños.
Castillos de arena en la cabeza...

Es todo tan perfecto, tan especial, que siempre piensas que será así para siempre. O al menos, durante mucho tiempo.
Esa persona hace que cada día que pase sea más fácil vivir, superar cada maldito problema, cada obstáculo.
Siempre encontrarás en ella esos ''si tú caes, yo caigo'', tan necesarios en los peores momentos.
Cuando tu piel roza la suya, dios...esa sensación de querer volar, esas mariposas, esas estúpidas mariposas se apoderan de todas tus terminaciones nerviosas...
Todo a su lado es fantástico.
Es el mejor, lo sabes; para ti es el mejor que habrá en tu vida, tu razón de vivir.
Y de pronto, todo cambia; el tiempo se detiene.
Las agujas del reloj cesan.
Se paran.
Ya nada tiene sentido, se ha ido..., se ha ido y tú sigues ahí, tirada en la acera sin saber qué hacer, qué decir para poder retenerle.
Se va, y lo ves con tus propios ojos.
Esa misma persona que hasta hace un día te dedicaba un ''buenos días, princesa'', se ha ido.
Miras a tu alrededor, ya nada es igual.
Todo se ha derrumbado.
Tú mismo estás roto, vacío.
¿Por qué nada tiene sentido?
Sin él no podré levantarme, porque era la mano que me elevaba del suelo, porque era mis ojos, porque era mi todo.
Y ahora queda eso... ahora no queda nada.
Las palabras vuelan.
Se las lleva el viento.
Y no volverán, por mucho que nuestra cabeza se empeñe en soñar que regresará, que tocará la puerta de tu casa y susurrará un ''mi vida, no puedo estar sin ti, dame otra oportunidad''
Pero no, eso no pasará.
Sin embargo, seguiré soñando que llegará ese día en el que él vuelva. Vuelva por mí.
Pasarán los días.
Las semanas.
Los meses.
Enero.
Febrero.
Marzo.
Abril.
Mayo.
Junio.
Julio.
Agosto.
Septiembre.
Octubre.
Noviembre.
Diciembre.

Y será un día cualquiera, en una mañana cualquiera, cuando por obra del destino, te toparás con una nueva persona.
Que te devolverá esa sonrisa.
Que iluminará esa mirada.
Que al fin y al cabo, te haga sentir de nuevo esas cosquillas...
El tiempo lo cura todo, siempre.
Cura hasta la herida más profunda...
Y será en ese momento, cuando agarre tu mano y te diga todo lo que siento.
Te he esperado demasiado.
El dejar que te vayas, no es una opción.
Porque sé, que si no te pido que te quedes a mi lado, me arrepentiré toda mi vida.
Porque eres mi fuerza.
Mi sonrisa.
La pieza que completa mi puzzle.
Ese que ha estado desordenado tanto tiempo...
¿Sabes por qué...?
Porque tú eres mi razón.
Todas mis razones.

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